Hace más de 45 años, Christopher Baasch, un joven norteamericano de clase media, recién acababa de graduarse como licenciado en horticultura ornamental en la Universidad Politécnica de California, cuando quiso viajar a conocer sus raíces. La belleza de aquellos paisajes lo hizo enamorase de ese país: Venezuela. Desde entonces, decidió empezar una nueva vida hasta el final de sus días, cuando la muerte vestida de delincuentes entró a su vivienda en La Entrada, Naguanagua.
Era la madrugada de este sábado cuando los vecinos de Chris, como le decían cariñosamente, escucharon unos gritos y, seguidamente, lo que parecían ser detonaciones de arma de fuego que provenían de la hermosa casa del estadounidense, que destacaba por su exuberante jardín y grandes ventanales, llamaron a la Policía Municipal de Naguanagua, cuyos funcionarios habrían tardado en llegar, a pesar de que el comando queda a menos de cinco minutos, al parecer, porque no tenían gasolina para trasladarse, contó una vecina.
Cuando pudieron entrar a la casa, encontraron a Chris muerto. Tenía varios disparos. Lo que se sabe es que, poco antes, unos sujetos ingresaron a la residencia con intenciones de robar. Aparentemente, buscaban dólares y otros elementos de valor, pero Chris se habría resistido y le dispararon. Otras dos personas que estaban en la residencia, también resultaron heridas.
Chris, amaba Venezuela. Encontró en sus paisajes un mundo exótico en donde prefirió quedarse, aunque tuvo oportunidades de regresar a EE.UU. En una pequeña autobiografía describió, en pocas palabras, esa fascinación:
– «Lo que encontré me dejó boquiabierto, y aunque no lo sabía en ese momento, me quedé aferrado al país por siempre. Encontré a mi alrededor un mundo verde fascinante, dondequiera que iba. Nuevas y maravillosas plantas estaban en todas partes y quería poner mis manos en la tierra y tener un jardín propio».
Después de unos dos años en Venezuela, Chris se trasladó a Valencia donde se radicó definitivamente. Era un paisajista muy reconocido. Comenzó a diseñar jardines en casas de familia, pero su talento lo llevó a la cima y después también lo hizo en la Redoma de Guaparo, El Campus de la Universidad de Carabobo, El Hotel Caribbean, Central Portuguesa, La Trucha Azul, entre otros tantos proyectos emblemáticos que lo catapultaron como uno de los mejores paisajistas, que -además- enseñó a la sociedad de la existencia de esa carrera. Fue un buen maestro.
Ya casi al amanecer, arribó a la casa una comisión de la Base de Investigaciones de Homicidios de la Delegación Municipal Las Acacias del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) quienes colectaron evidencias, entrevistaron a testigos e hicieron fijación fotográfica del sitio para dar con los responsables del asesinato.
Mientras tanto, a Chris lo recordarán diseñando y sembrando jardines para el alma, como él mismo decía. Como una persona excepcional, buena gente. Como el gringo que nunca quiso irse de Venezuela. Dentro de poco tenía planificado un viaje a Santo Domingo ¿Cómo no se fue antes? Se lamentan quienes tuvieron el placer de conocerle.
Fuente: cactus24.com.ve
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