Nos presentaron a este muchachito humilde y que hablaba mucho, montado en una tarima acompañado por todos los demás líderes de la oposición. Lo señalaban a él como el único que podría salvar a Venezuela, con un Cese de la usurpación, un Gobierno de transición y unas Elecciones libres. El pueblo feliz porque esta pesadilla se iba a acabar.
FUE TODO UN ESPEJISMO.
76 países del mundo lo respaldaron como nuevo presidente, incluso hasta pagándole a él por el petróleo que exportaba la dictadura. Solo en una cuenta bancaria le depositaron más de Cien Mil millones de dólares., que hasta hoy, los venezolanos no han visto por ningún lado.
76 países del mundo lo respaldaron como nuevo presidente, incluso hasta pagándole a él por el petróleo que exportaba la dictadura. Solo en una cuenta bancaria le depositaron más de Cien Mil millones de dólares., que hasta hoy, los venezolanos no han visto por ningún lado.
Las promesas de sacar a Maduro se fueron desvaneciendo. Y poco a poco el pueblo se fu dando cuenta de que estaba siendo engañado una vez más, por un individuo pusilánime, al que apenas le interesa el dinero y que la situación se mantenga igual para que todos los enchufados sigan enriqueciéndose con la corrupción del Régimen.
Los que apoyaban a Guaidó, se le fueron alejando. Unos para España y Miami, otros se vistieron de rojo, y otros más se quedaron bajo perfil, porque siguen ganando dinero sin hacer nada. El pueblo continúa esperando, y cada día ve una nueva payasada de una oposición que simplemente con pedir una intervención militar internacional, ya hubiese solucionado la mitad de los problemas que tenemos.
Los dólares que antes no existían, ahora abundan en las calles. Los bodegones de los enchufados aparecen cada vez con más fuerza, y los venezolanos pobres, se mantienen dentro de su cordón de miseria, sobreviviendo con cualquier porquería que les llegue en una caja de cartón.
Con el virus chino diezmándonos, la pobreza va bajando, porque los pobres va muriendo en centenas cada día. Algunos víctimas del hampa, otros del hambre. Los pocos venezolanos pensantes que aún quedan, se mantienen también con guisos menos populares. Algunos reciben dólares de sus familiares que lavan pocetas en el exterior. Otros se dedican al comercio informal, ahora a través de las redes sociales, degradando cada día más su condición.
Ahora a muchos de nosotros no nos queda esperanza. Cuando nos roban los que se supone que vendrían a ayudarnos, ya desconfiamos hasta de nuestra sombra. Se llame Juan, se llame María, se llame Antonio, o como sea que se llame, ninguno quiere ayudar al país y todos quieren llevarse su parte del queso. Esta tierra improductiva y problemática ya no existe para el mundo y sus ciudadanos deambulan con hambre por las calles de lugares como Perú o Madrid.
Fuente: Chismeven.net
No hay comentarios.:
Publicar un comentario