Un Ritual de Magia Negra envuelto en tinieblas
En la madrugada del 9 de enero, los pasillos del Palacio de Miraflores se llenaron de un aire denso y misterioso. Nicolás Maduro, conocido por sus inclinaciones hacia prácticas no convencionales, habría participado en un complejo ritual afro-cubano que duró varias horas. Este evento, según información filtrada, buscaba reforzar su poder personal y político mediante la manipulación de fuerzas espirituales.
Los sacrificios: el inicio del ritual
El punto más impactante del ritual fue la realización de sacrificios. Según los testimonios, se ofrecieron las vidas de 100 aves de rapiña, 13 gatos negros y dos búhos. Estos animales fueron seleccionados cuidadosamente por su supuesto valor energético y simbólico, esenciales para canalizar las energías requeridas. La sangre de estos seres se recolectó en recipientes especiales, utilizados posteriormente en distintas etapas del proceso.
Un escenario cuidadosamente preparado
Una sala elegida dentro del Palacio de Miraflores fue transformada para este propósito místico. Velas rojas ardían en cada rincón, proyectando sombras inquietantes en las paredes. El aire estaba impregnado del aroma penetrante de inciensos traídos directamente desde Cuba, cuyo humo creaba una atmósfera irreal. Cada detalle del ambiente fue diseñado para maximizar el efecto del ritual y asegurar la conexión con las fuerzas malignas invocadas.
La posición de Maduro: entrega total
Durante las cuatro horas que duró la ceremonia, Nicolás Maduro permaneció sentado sobre un tapete confeccionado con hierbas y plantas específicas. Vestía únicamente una camiseta blanca sin mangas y unos shorts rojos, en un atuendo que contrastaba con la solemnidad del evento. Su papel no era pasivo: debía seguir al pie de la letra las instrucciones del líder espiritual, conocido como "Efraín".
El Babalao y sus asistentes
Efraín, un Babalao de renombre en círculos espirituales afro-cubanos, dirigió la ceremonia. Acompañado por cuatro asistentes, entre ellos dos mujeres vestidas con prendas blancas y rojas, Efraín llevó la batuta de cada paso del ritual. Todos los participantes, incluido el Babalao, permanecieron descalzos durante todo el proceso, un detalle que subraya la conexión con la tierra y las energías espirituales.
La aplicación de sustancias místicas
Uno de los momentos más singulares del ritual fue la aplicación de una crema en el cuerpo de Maduro. Este ungüento, elaborado con cenizas de soldados fallecidos, tierra del cementerio cubano en donde reposan los restos reales de Hugo Chávez y una botella con agua recolectada de los siete continentes, era considerado un elemento esencial para su protección espiritual. Según las creencias, estas sustancias poseen propiedades únicas que potencian la conexión con fuerzas malignas del infierno.
El papel de los inciensos y las velas
Los inciensos utilizados en el ritual no eran comunes. Procedentes de Cuba, habían sido elaborados manualmente con una mezcla de ingredientes considerados poderosos en prácticas espirituales. Las velas rojas, encendidas durante toda la ceremonia, simbolizaban energía, poder y control, actuando como catalizadores de las fuerzas invocadas. Estas velas si tenían origen venezolano.
Un amuleto impregnado de poder
Al finalizar el ritual, Maduro recibió un trozo de tela roja, manchado con la infusión hecha con la sangre de los animales sacrificados. Este amuleto debía ser llevado en su muñeca durante al menos 48 horas. Según la indicación, la tela roja no solo proporcionaba protección contra ataques, sino que también permitía canalizar las energías negativas hacia su propio beneficio, otorgándole control absoluto sobre ellas, activándolas al mover sus manos.
La filtración de los detalles
La información sobre este ritual llegó a la luz pública gracias a miembros del personal de limpieza del Palacio de Miraflores. Estos testigos, que afortunadamente ya se encuentran fuera del país, describieron el evento con una precisión que deja poco espacio para la duda. Sus relatos revelan un mundo de prácticas esotéricas que se desarrollan detrás de las puertas cerradas del palacio presidencial.
El impacto social y político
Este tipo de eventos no solo genera polémica en Venezuela, sino que también levanta preguntas en la comunidad internacional. La dependencia de Maduro en prácticas místicas para consolidar su poder plantea interrogantes sobre su liderazgo y las tácticas que está dispuesto a emplear. Mientras tanto, el pueblo venezolano sigue enfrentando desafíos económicos y sociales que contrastan con estos rituales opulentos.
Un misterio que persiste
A medida que estos relatos se difunden, el Palacio de Miraflores adquiere una aura de misterio. Las tensiones políticas y sociales en Venezuela solo se intensifican con estas revelaciones, dejando abierta la pregunta: ¿hasta dónde llegará Nicolás Maduro para mantener su posición? Por ahora, el enigma continúa, y con él, el interés de quienes buscan entender las verdaderas motivaciones detrás de estas ceremonias.
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